No es nuestro deseo estar una y otra vez hablando del COVID y sus consecuencias, pero las circunstancias así lo requieren. Con la mayoría de España ya en fase 3 –a excepción de Madrid, parte de Catalunya y pocos sitios más- la desescalada es un hecho ya más que real y no, no trata solo de respetar los aforos de bares, terrazas o centros comerciales. La “nueva normalidad” lo cambia todo.

Aunque son muchas las personas que siguen tele trabajando -especialmente aquellas cuyas tareas pueden desarrollarse a distancia sin grandes dificultades- la realidad es que, tarde o temprano, mucha gente volverá a su oficina, aunque es cierto que todo habrá cambiado y muchos empleados tan siquiera acudirán a diario a su puesto de trabajo, sino que combinarán las tareas presenciales con el trabajo en remoto, una magnífica manera de evitar riesgos y potenciar la seguridad laboral de los trabajadores.

Pero… y si vuelvo a la oficina ¿qué habrá cambiado?

Mentiríamos si no dijéramos que hay gente que quiere –incluso necesita- volver a su rutina laboral pre-COVID. Horarios fijos, estar rodeado de compañeros, trabajo en equipo, no tener que estar pendiente de responsabilidades domésticas y/o familiares durante la jornada laboral… No se puede negar: hay gente a la que ni le gusta el teletrabajo ni consigue organizarse bien con él. Y no es nada negativo, simplemente cada persona necesita organizar su jornada laboral de diferente manera.

Pero, indiscutiblemente, cuando volvamos a las oficinas en la “nueva normalidad” ya nada será como antes, al menos no en mucho tiempo, y los primeros cambios los veremos a los pocos segundos de traspasar la puerta de entrada, porque la prevención de riesgos laborales debe empezar desde el primer segundo de la jornada laboral.

Uso limitado de zonas comunes.

Si eres de los que disfrutaba parando a saludar a tu grupo de compañeros justo antes fichar o de los que te ponías al día de las últimas novedades mientras cogías el ascensor ¡toca cambio! Hay que mentalizarse que nos esperan como mínimo algunos meses de uso limitado tanto de zonas como de elementos comunes, como por ejemplo el ascensor o el reunirse alrededor de la máquina expendedora.

Reuniones sí; “mega reuniones”, no.

Son muchas las personas que se quejan de que las reuniones online no son igual de efectivas que las presenciales, algo que sin duda responde a una falta de costumbre.

Por ese mismo motivo, muchos trabajadores están encantados de volver a hacer reuniones presenciales, en las que una elaborada presentación proyectada sobre la pared parece aclarar más dudas que cualquier sesión de Slack, Webex o similares.

Es justo decir que sí, que las reuniones presenciales volverán a ser una realidad, aunque con aforo controlado. Olvidémonos de esas “mega reuniones” –muy propias de las grandes empresas- donde intervienen 3 departamentos pero hay presentes 25 personas…

Accesorios y herramientas no compartidos.

Seguro que todos nosotros hemos cogido el bolígrafo, el bloc de notas o incluso el mousse –aprovechando alguna ausencia- de algún compañero de trabajo más de una vez en la vida. Son acciones cotidianas y habituales, pero con las que ahora deberemos tener cautela.

Limpiar, limpiar, limpiar… y ventilar

Aunque la limpieza suele ser siempre un factor indispensable para hacer de nuestra empresa un sitio agradable, ahora hemos pasado a otro nivel. Desde que empezó esta horrible pandemia todos somos conscientes de la importancia de mantener el máximo higiene para prevenir contagios, y lógicamente los puestos de trabajo, a diario frecuentados por muchísima gente, necesitan unas medidas de limpieza que garantice al máximo la seguridad laboral de los trabajadores.

La ventilación tampoco es ajena a ello. De hecho, en las últimas semanas se está desatando bastante polémica acerca del posible riesgo de los aires acondicionados en la batalla contra el COVID, y aunque es pronto para saber si realmente deberemos (y estaremos dispuestos) a prescindir del siempre agradable fresco artificial, lo que sí es seguro es que las oficinas –al igual que los hogares- necesitarán en todo momento una buena ventilación.

Si elijo tele-trabajar, ¿quién se preocupa por mi seguridad laboral?

Cuando eres parte de una compañía, ésta debe preocuparse por ti sea cual sea tu puesto de trabajo y, por consiguiente, si eliges tele trabajar también deberás cumplir con una serie de normas que garanticen tu seguridad con la ayuda de la empresa.

Sobre esta cuestión, hace días que se lee en prensa y en redes sociales las distintas peticiones acerca de la necesidad de proveer a los empleados que tele trabajen de equipos adecuados, hacerles tener todo lo necesario en su nuevo puesto de trabajo (remoto) dentro de la “nueva normalidad”.

En ese sentido, no se está hablando solo de facilitar tecnología y un control horario, sino elementos tan imprescindibles como accesorios y/o muebles para acondicionar un puesto de trabajo en condiciones (por ejemplo: una silla de calidad, puesto que no podemos trabajar 8 horas diarias en una silla de comedor).

Soy una empresa, ¿cómo velo por la seguridad laboral de mis empleados?

Si para todos está siendo un reto adaptarnos a esta “nueva normalidad”, sin duda las empresas se enfrentan a un desafío nunca visto, porque con la expansión del tele-trabajo la necesidad de controlar la seguridad laboral de los empleados –que ahora pueden tener incluso cada uno de ellos un lugar de trabajo distinto- se complica.

En ese contexto, y como profesionales de la salud laboral, sabemos que solo aquellas compañías que consigan desde el principio llevar un riguroso control de la prevención de riesgos laborales serán las que puedan cumplir el ansiado objetivo de ser empresas saludables.

Como hemos mencionado otras veces en nuestros artículos, mejorar la salud de los trabajadores no consiste solamente en que no enfermen, sino en realizar iniciativas que ayuden a la prevención de lesiones o la gestión del estrés, factores que hay que cuidar en todos nuestros trabajadores, trabajen presencial o remotamente.